viernes, 8 de julio de 2016

"En camino hacia el Concilio". Arzobispo Job de Telmeso


1. Un poco de historia

La encíclica patriarcal y sinodal del Patriarca Ecuménico Joaquín III en 1902, mediante la cual los Primados de las Iglesias ortodoxas autocéfalas eran llamados a colaborar para afrontar los problemas que se planteaban a la Iglesia ortodoxa de la época fue la chispa que puso en marcha la preparación de un gran concilio panortodoxo. El Patriarca Ecuménico Focio II convocó la reunión de un comité interortodoxo preparatorio en 1930 en el monasterio de Vatopedi, en el Monte Athos, en la cual se estableció una primera lista de 17 temas que tratar, entre los que se encontraban las relaciones interortodoxas, las relaciones de la Iglesia ortodoxa con las demás Iglesias y Confesiones cristianas, la cuestión del calendario y diversas cuestiones de orden disciplinario. Este concilio era necesario tras los cambios profundos que había conocido la Iglesia ortodoxa a finales del siglo XIX y principios del XX por la aparición de nuevas Iglesias autocéfalas y los desafíos que le lanzaba a la Iglesia el nuevo siglo, ya turbulento a causa de la Primera Guerra Mundial.

2. Contribución del Patriarca Ecuménico Atenágoras

Al Patriarca Ecuménico Atenágoras le debemos el haber relanzado la idea de convocar un concilio después de la Segunda Guerra Mundial a través de dos cartas patriarcales dirigidas a los Primados de las Iglesas ortodoxas patriarcales y autocéfalas en 1951 y 1952. No obstante, hasta 1961 no se pudo reunir en Rodas la primera conferencia panortodoxa, que puso en marcha oficial y definitivamente el proceso de preparación del Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa. Esta conferencia aprobó una larguísima lista de temas que tratar, clasificados en las siguientes ocho categorías: 1) Fe y dogma; 2) Culto divino; 3) Administración de la Iglesia; 4) Relaciones entre las Iglesias ortodoxas; 5) Relaciones de las Iglesias ortodoxas con el resto del mundo cristiano; 6) Ortodoxia y mundo; 7) Temas teológicos (entre ellos la cuestión de 'economía' frente a 'acribía', la relación de la Iglesia ortodoxa con las demás religiones, la eutanasia y la cremación); 8) Problemas sociales (como la familia, la juventud, la discriminación).

Esta lista, considerada demasiado ambiciosa, quedó reducida a diez temas por la primera conferencia preconciliar panortodoxa de Chambésy en 1976, que prefirió centrarse en tres grandes campos: las relaciones interortodoxas, las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano y el testimonio de la Iglesia ortodoxa en el mundo contemporáneo. Desde entonces, diez temas aparecieron en el orden del día del Santo y Gran Concilio: 1) La cuestión del calendario; 2) Los impedimentos para el matrimonio; 3) La adaptación de las reglas del ayuno a las condiciones contemporáneas; 4) Las relaciones de la Iglesia ortodoxa con las demás Iglesias y Confesiones cristianas; 5) Las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el Movimiento Ecuménico; 6) Las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el mundo; 7) El problema de la diáspora ortodoxa; 8) La autocefalia y la manera de proclamarla; 9) La autonomía y la manera de proclamarla; 10) Los dípticos de la Iglesia ortodoxa.

3. El largo y complejo proceso de preparación del Concilio

La primera conferencia preconciliar panortodoxa de Chambésy de 1976 estableció igualmente un proceso de preparación del Santo y Gran Concilio. Se estableció un secretariado para la preparación del Santo y Gran Concilio en el Centro ortodoxo del Patriarcado Ecuménico en Chambésy. Este debía recibir las propuestas de cada Iglesia ortodoxa patriarcal o autocéfala sobre cada uno de los diez temas establecidos y producir un informe que debía ser a continuación examinado por un Comité preparatorio interortodoxo convocado por el Patriarca Ecuménico, que debía reunirse tantas veces como fuera necesario hasta que se alcanzara un consenso entre las diferentes Iglesias ortodoxas patriarcales y autocéfalas al respecto.

El texto fruto de ese consenso era a continuación enviado por el secretariado al Santo Sínodo de cada Iglesia ortodoxa local para ser ratificado o de nuevo comentado. Los eventuales comentarios de cada Iglesia debían ser enviados al secretariado, que los tenía en cuenta para el texto final, que debía ser discutido y adoptado por unanimidad por una Conferencia panortodoxa preconciliar convocada por el Patriarca Ecuménico. Esta era la última etapa para la elaboración de los textos sobre los diferentes temas del Concilio, que debían ser discutidos y adoptados por él. Se comprende, pues, el largo y complejo proceso de preparación del Santo y Gran Concilio, que reposaba sobre el principio de unanimidad.

En este espíritu, la segunda conferencia preconciliar panortodoxa de Chambésy en 1982 adoptó el texto sobre la cuestión de los impedimentos para el matrimonio, la adaptación de las reglas del ayuno a las condiciones contemporáneas, la cuestión del calendario (sobre todo la fecha común de la fiesta de Pascua tras un congreso de astrónomos y canonistas ortodoxos reunidos previamente en Chambésy). La tercera conferencia preconciliar panortodoxa de Chambésy en 1986 adoptó el texto sobre "la contribución de la Iglesia ortodoxa a la realización de la paz, la justicia y la libertad, la fraternidad y el amor entre los pueblos y la eliminación de la discriminación racial y de cualquier otra forma de discriminación", sobre la relación de la Iglesia ortodoxa con el Movimiento Ecuménico, sobre la relación de la Iglesia ortodoxa con el mundo cristiano, y adoptó un reglamento de las conferencias preconciliares preparatorias y de los comités preparatorios interortodoxos donde todas las decisiones debían ser tomadas por consenso, a excepción de las cuestiones de procedimiento, que debían ser tomadas por dos tercios de los jefes de las delegaciones presentes.

La cuarta conferencia preconciliar panortodoxa de Chambésy de 2009 adoptó el texto final sobre la diáspora ortodoxa, que ratificó las Asambleas episcopales ortodoxas en doce regiones del mundo: 1) América del Norte y Central; 2) América del Sur; 3) Australia-Nueva Zelanda-Oceanía; 4) Gran Bretaña-Irlanda; 5) Francia; 6) Bélgica-Países Bajos-Luxemburgo; 7) Austria; 8) Italia y Malta; 9) Suiza; 10) Alemania; 11) Escandinavia; 129 España y Portugal. La región de América del Norte y Central fue posteriormente dividida entre Canadá y los Estados Unidos en la Sinaxis de los Primados de la Iglesia ortodoxa de 2014, mientras que México quedó asignado a la región de América del Sur, que cambió su nombre a América Latina. Esta conferencia preconciliar panortodoxa adoptó igualmente el reglamento de las Asambleas episcopales.

4. La recta final hacia el Concilio

En la Sinaxis de los Primados de las Iglesias ortodoxas reunidos en Constantinopla, en la sede del Patriarcado Ecuménico en el Fanar, en marzo de 2014, se decidió convocar una comisión interortodoxa especial para la revisión, la elaboración o la redacción de algunos textos de la segunda y tercera conferencias panortodoxas preconciliares de 1982 y 1986. Además, esta Sinaxis de los Primados de las Iglesias ortodoxas adoptó la regla de que todas las decisiones durante los trabajos del Concilio serían tomadas por unanimidad sobre el principio del consenso. Se había decidido que el Santo y Gran Concilio de la Iglesia ortodoxa sería convocado por el Patriarca Ecuménico en Constantinopla en 2016 salvo algún imprevisto, El Concilio sería presidido, según lo establecido, por el Patriarca Ecuménico, mientras que los Primados de las demás Iglesias ortodoxas estarían sentados a su derecha y a su iquierda. Cada Iglesia enviaría una delegación constituida por el Primado y 24 obispos.

La Comisión interortodoxa especial se reunió en el Centro ortodoxo del Patriarcado Ecuménico en Chambésy en octubre de 2014, en febrero de 2015 y en marzo-abril de 2015, y revisó los textos sobre la relación de la Iglesia ortodoxa con el Movimiento Ecuménico y sobre la relación de la Iglesia ortodoxa con el mundo cristiano y los fundió en uno solo titulado "Las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano". Además, el texto sobre "La contribución de la Iglesia ortodoxa a la realización de la paz, la justicia, la libertad, la fraternidad y el amor entre los pueblos y la eliminación de la discriminación racial y de cualquier otra forma de discriminación" también fue revisado y corregido. El texto sobre las reglas del ayuno solo fue objeto de algunas correcciones menores de tipo redaccional.

La quinta conferencia preconciliar panortodoxa de Chambésy de octubre de 2015 aprobó el texto sobre "La autonomía y la forma de proclamarla", elaborada en 2009 por la Comisión preparatoria interortodoxa. También examinó los proyectos de documentos del Concilio panortodoxo revisados por la Comisión interortodoxa especial en las reuniones de octubre de 2014, febrero y marzo-abril de 2015. Los documentos titulados "Las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano" y "La importancia del ayuno y su observancia hoy" fueron aprobados. Sin embargo, el documento titulado "La contribución de la Iglesia ortodoxa a la realización de la paz, la justicia, la libertad, la fraternidad y el amor entre los pueblos y la supresión de las discriminaciones raciales y de otro tipo" fue rebautizado como "La misión de la Iglesia ortodoxa en el mundo contemporáneo" y no obtuvo la unanimidad, por lo que no fue firmado por los jefes de las delegaciones de las Iglesias de Rusia y Georgia.

5. La Sinaxis de los Primados de enero de 2016

Así, de entre los diez temas del orden del día del Santo y Gran Concilio, dos no pudieron conducir a un consenso en las reuniones de las Comisiones preparatorias interortodoxas a pesar de los numerosos esfuerzos desplegados. Se trata de la cuestión de la autocefalia y la forma de proclamarla y la cuestión de los dípticos. La Sinaxis de los Primados de las Iglesias ortodoxas reunidos en Chambésy en enero de 2016 decidieron, pues, que estos dos temas no fueran examinados por el Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa, sino por otro concilio posterior. Esta Sinaxis decidió asimismo eliminar del orden del día la cuestión del calendario porque ciertas Iglesias ortodoxas locales afirmaron que no deseaban tratarlo y que no estaban preparadas para una reforma del calendario. Por otro lado, la Sinaxis revisó considerablemente el texto sobre los impedimentos para el matrimonio, que recibió el nombre de "El sacramento del matrimonio y sus impedimentos". Este texto no fue firmado por las Iglesias de Antioquía y Georgia. La Iglesia de Antioquía tampoco firmó las decisiones de la Sinaxis de enero de 2016. Teniendo en cuenta que los dos textos sobre las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el Movimiento Ecuménico y sobre la relación de la Iglesia ortodoxa con el mundo cristiano habían sido reunidos en uno solo, resultó que los seis temas del orden del día del Concilio aprobados por la Sinaxis de 2016, con sus textos correspondientes, quedaron así:

1. La misión de la Iglesia ortodoxa en el mundo contemporáneo.
2. La diáspora ortodoxa.
3. La autonomía y la manera de proclamarla.
4. El sacramento del matrimonio y sus impedimentos.
5. La importancia del ayuno y su observancia hoy.
6. Las relaciones de la Iglesia ortodoxa con el resto del mundo cristiano.

Teniendo en cuenta la situación política tan complicada en el Próximo Oriente, la Sinaxis de los Primados de enero de 2015 renunció a reunir el Concilio en Constantinopla y decidió finalmente convocar el Santo y Gran Concilio en la Academia ortodoxa de Creta del 18 al 27 de junio de 2016. La apertura del Concilio tendrá lugar después de la Divina Liturgia de la fiesta de Pentecostés, y la clausura el Domingo de Todos los Santos según el calendario ortodoxo.

La Sinaxis adoptó igualmente el texto del Reglamento de organización y funcionamiento del Santo y Gran Concilio de la Iglesia Ortodoxa. Este texto no fue firmado por la Iglesia de Antioquía. Según este texto, las delegaciones de cada Iglesia ortodoxa local, compuestas por 24 obispos de dicha Iglesia (tal y como había sido decidido en la Sinaxis de los Primados de 2014), "pueden estar acompañados de consejeros especiales, eclesiásticos, monjes o laicos, en un número que no puede normalmente exceder el de seis miembros, así como tres asistentes por Iglesia" (artículo 3). Las lenguas oficiales del Concilio serán el griego, el ruso, el francés y el inglés, así como el árabe como lengua de trabajo (artículo 9). Además, fue establecido un secretariado panortodoxo del Concilio, "compuesto de un jerarca de cada delegación, así como por el secretario para la preparación del Santo y Gran Concilio que supervisa el trabajo del secretariado" (artículo 6). Estos quince obispos estarán "asistidos en su trabajo por consejeros 'ad hoc', eclesiásticos, monjes o laicos, escogidos de entre los consejeros de las delegaciones de las Iglesias ortodoxas locales. [...] Estos consejeros no pueden ser más de dos por Iglesia" (artículo 6). Este secretariado, que será puesto en marcha a partir del mes de marzo de 2016, será el encargado de acreditar a los periodistas que estarán presentes en el Concilio (artículo 16). Estos periodistas, así como los observadores invitados de las demás Iglesias y Confesiones cristianas y los de organizaciones cristianas, podrán asistir a las sesiones de apertura y clausura del Concilio, evidentemente sin derecho a voz ni voto (artículos 14 y 16).

Así, pues, concluye el largo trabajo de preparación del Concilio, que habrá durado cuarenta años. El mérito de su metodología -la del consenso (o decisiones tomadas por unanimidad)-, que ha sido por otro lado la principal dificultad, asegura que el Santo y Gran Concilio será la manifestación de la unidad de la Iglesia ortodoxa y no ocasión de cismas y divisiones. Por ello, los fieles ortodoxos deben rezar para que el Paráclito inspire y dirija a los Padres del Concilio. Por esa razón los Primados, reunidos en Sinaxis en enero de 2016 en Chambésy, "invocan humildemente la gracia y la bendición de la Santa Trinidad e invitan ardientemente a la oración al pléroma de la Iglesia, clero y laicos, durante el período que conduce al Santo y Gran Concilio y durante el transcurso de este" (comunicado del 27 de enero de 2016).

Arzobispo Job de Telmeso